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miércoles, 29 de octubre de 2014

Abraham y el caracol.


Paso el tiempo con esa rapidez que adquiere cuando el futuro nos trae pejigueras.
Entre averiguaciones al azar y un informe adicional del colegio centauro averigüé algo más sobre Pablo; todo parecía indicar, que además de la debacle de el partido había sido afectado durante un rifirrafe en el aparato.
No se sabía porque, ni a mi me importaba mucho pero parece ser que Pablo mantuvo ideas contrarias a la facción ganadora. ¡Bendita democracia! Que se sustituye por programas que nunca se cumplen y solo representan el interés de minorías codiciosas que necesitan un ególatra como líder.
Una de las cosas que me enamoró de los centauros era su acefalía. Cierto que había un consejo, pero también era cierto, que es una cámara de la que lo forman parte por rotación todos aquellos miembros que han demostrado una soltura en sus conocimientos.
No tenía fin ejecutivo y entre sus atributos solo se nombraba el cuidar la imagen de sus miembros. Nunca habían dado una rueda de prensa, asistido aun programa de TV, ni mucho menos tenían capacidad ejecutiva alguna. Y sin embargo el consejo tenía el poder de lo bien hecho. La solvencia de una moralidad a toda prueba. Alguna vez algún escritor iluminado había pretendido que los centauros eran hijos de una raza superior, y depositarios de valores eternos. Pero tampoco era cierto, el único objeto de los centauros es el individuo. Su desarrollo y su crecimiento, y si alguna vez se presentaba a un miembro en la sociedad o si se le llamaba para hablar de su desarrollo solo había un motivo, el aprendizaje, a cuantas narraciones del viaje a orco habré asistido.

Cuantos neófitos han pasado por mis manos exactamente ciento veintitrés, hasta Laura. Porque, el hecho de ayudar a manejar el pensamiento, no autoriza a condicionar la cantidad contenido y grado de su aprendizaje.
En resumen, el ser centauro implica un respeto profundo al ser humano y su libertad.
Pablo llegó a la cita puntual y tal vez mas tranquilo. Traía La Biblia que yo le había dejado, repleta de pos-it con anotaciones. Era evidente que se había currado el Génesis.
Saludó y sin más preámbulo dijo:
- Esto de La Biblia a mi me parecía cosa de curas y meapilas, pero tengo que reconocer que leída así como libro de historias tiene su miga.
- ¿Entonces has encontrado alguna cosa destacable?
- Claro y mucho, ahora veo que el capitalismo es mucho más antiguo que lo que supone el marxismo. La concentración de los bienes en pocas manos no es de ayer.
Nosotros siempre lo ceñimos al industrialismo. Pero aun cuando no existía el concepto de propiedad ya había explotación de los recursos de la tierra por los ganados del patriarca.
Deduje que se refería a Abraham y le pregunté:
-¿ Entonces un patriarca es un proletario rico ? Meditó un poco y añadió:
- Si eso se puede afirmar, proletario es el dueño de la prole. Y el sueño del patriarca es ese, ser prolífico. Dar origen a un pueblo innumerable como las arenas del mar incontable como las estrellas.
- En ese tiempo el patriarca era el dueño de vidas y haciendas de la grey, los rebaños, y todo bien de ese entorno. ¿Entonces que sentido tiene la lucha de clases bastará cambiar el patriarca por el estado y colorín colorado...
- Un momento, que eso es simplificar mucho.
- ¿?
- Puede que todo lo material sea del patriarca, pero no todo es de el. Mira, dijo con un tono de afable tuteo. Hay una cosa que no es del patriarca por mas que lo parezca.
-¿Y es?
- La palabra. Después del diluvio, algo en lo que me cuesta creer, el hombre quiere hacer una torre. Babel, entonces Dios o la eterna sabiduría como tu la llamas confunde las lenguas.

Confundir las lenguas equivale a confundir las ideas, para confundir las ideas es necesario que haya y que haya pluralidad. Yo creo que aquí, se me había pasado por alto un hecho y derecho de propiedad humano.

La palabra la idea, el pensamiento. ¡Mira tú! Años defendiendo el derecho a pensar y lo que es lo mismo el derecho a la educación, y a la libertad de pensamiento, y ni se me ocurrió mirar un argumento tan contundente como este. La libertad de habla de pensamiento y de generar un cultura es propiedad del hombre por castigo divino. Dijo riendo, anda que se le suelto eso al cura de mi mi pueblo y me excomulga...

En este momento, se quedó vacilando un poco, como si la nueva perspectiva le produjera cierta desazón. Le dejé transitar unos momentos por ese terreno de arenas movedizas. Su cara, reflejaba la angustia, del que se halla ante un descubrimiento que no es capaz de asimilar. Al final salió por la tangente y dijo:

-Sabes, tienes que venir al sindicato a explicar esto mismo que me has dicho a mí.
- Contesté con una carcajada pero hombre Pablo tu sabes o deberías saber que eso es imposible. No entra dentro de la norma y no entra por dos razones.
1ª -Si yo formo a todo un sindicato juntos y a la vez solo obtendré clones. Una mala imagen de mi. Eso no es bueno.
2º – Este conocimiento no se da en forma de curso, no es posible hacer un contenido de confección en diversas tallas. Exige la charla y la enseñanza personal.

¿Sabes? Cualquier compañero tuyo podría haberse fijado en otra parte de La Biblia, y tener hallazgos tan interesantes como los tuyos. Y si estás de acuerdo en que el pensamiento ha de ser libre y propio, patrimonio intelectual del hombre, hay que enseñarlo individuo a individuo. Para evitar hacer malas copias, a mi no me está permitido ni siquiera tener a mi cargo otro neófito, que provenga de ti.
Pero tu si puedes formar a algún camarada, y ese a otro y el otro a otro. Será suficiente que cuentes con media docena de conocedores en el oficio de pensar para que luego en los debates del grupo se note una mayor energía y un mejor tratamiento de la profundidad de los temas.
No se porqué me pareció que la idea de un ejercito de clones no le desagradaba. Por eso le recalqué, conservar la cabeza fría, cuando todos la pierden, tener siempre la confianza en ti, saber que tu mente ve caminos donde los otros solo ven espesura y confusión. Saber esperar en el sitio donde las mentes de otros pasarán. Negociar a largo ocultando lo importante para sacarlo en su momento. Si puedes hablar con la multitud y preservar tu integridad, o andar entre empresarios arribistas y políticos venales y no cambiar tu manera de ser. Esa es la meta del camino en que te hallas.
Había junto a notros una planta llena de caracoles, yo me entretenía en tocar sus cuernos con una pajita y contemplar la rápida reacción de repliegue.
-¿Porqué haces eso? Preguntó.
-Es muy sencillo hay una ley que los economistas y los políticos desconocen, y sin embargo es una ley animal que se puede observar hasta en los moluscos. Mira cuando los toco recogen su cuernos con rapidez, si el estímulo es muy fuerte todo el caracol se protege en su concha. Observa tarda mucho más en volver a salir que lo que le cuesta esconderse. Eso es igual para el hombre, cuando siente una amenaza cuando nota un riesgo se retrae, por eso un mercado de consumo, un mercado laboral tarda mucho más en recuperarse que lo que tardó en crecer hasta allí. No creas al que vende futuros que se recuperan como autómatas. La confianza de la gente la confianza en el ciclo de producción puede perder en meses lo que tardó años en conseguir. Y lo que es peor le costará mucho recuperar el nivel anterior a una crisis.
Te he traído, una historia, una fábula la de la cigarra y la hormiga, es tu próximo tema.
Nos despedimos. Parecía tener prisa para poner en práctica sus nuevos hallazgos. Cuando ya se alejaba le dije:
Ten cuidado no te pase a ti como al caracol...
Se rió.

lunes, 27 de octubre de 2014

Pablo. Parte II

A Pablo, le pareció extraño que su iniciación se hiciera en un parque público. Habló varias veces el asistir al templo. Me costó convencerlo que no existía ni mezquita ni sinagoga ni logia. Cuando le expliqué que nuestro credo no tiene ritos pareció desencantado.

Supuse, que se veía a sí mismo hablando ante los miembros de una orden. Arengando, casi dejaba entrever sus sueños de sentirse tribuno.

Era obvio en un sindicalista, que hablaba de buscar una perfección, para ayudar a los suyos -para ayudar-, pero a mi me parecía tener algo en común con la mafia, con cualquier hermandad secreta o reservada al disfrute de pocos. Una hermandad paternalista dentro de una férrea obediencia al líder.
Creo que él, ha vivido en asociaciones de tipo mafioso-político, ya se sabe clanes y familias dentro de un partido sindicato, que no tienen otro objeto que defender sus intereses y puntos de vista personalísimos.
Algo social el clan, aunque va contra todo lo que predica la democracia. Un habitante un voto.

Esa es la contaminación que lo hace leproso, su idea pasa por conquistar un segmento social que le secunde.
Es aquello de todo político esconde en su armario un dictador.

Buen dilema me plantean con este encargo. Por que Es justo moral y ético que los Centauros nos defendamos de asaltos de la ambición.
¿Pero? Hasta que punto no podemos dar algún arma para que se defienda Pablo.
Y la respuesta es no, porque de hacerlo obraríamos igual que los gobiernos, que arman en terceros países a facciones ideológicamente afines a las suyas.

Es duro pensar que se puede condenar a un segmento de la sociedad a la penuria. Pero la vida es la vida y nuestro principio inmutable, el objetivo es el hombre y todos por igual. Nunca el gobierno la nación la raza...
La gnosis es, “una aventura personal” nunca un credo que obligue a complejos ritos sociales.

Le enseño a Pablo alguna técnica de relajación y junto a ella la meditación sobre lo percibido.
El quiere hacer muchas peguntas pero mi respuesta es siempre la misma. Yo no soy el portador de la verdad, no tengo mas certeza que tu, ni ciencia infusa ni conocimiento esotérico. Eres tu el que ha de preguntarse y hallar sus respuestas.
Veo en sus ojos un cierto desaliento, tal vez creía, como creen muchos que los hombres que se agrupan en torno a un arcano están tocados por una aura divina.
El desencanto habita en su mirada, tanto que casi me apena. Pero ni puedo ni debo explicarle el secreto, y este es tan simple que casi hace reír. Todos los centauros buscamos nuestras verdades propias, es una busca personal e intransferible. Pero al final del camino, cuando se es capaz de ver el alba del conocimiento cuando se abandona la madrugada en tinieblas te hallas compartiendo camino con el resto de hombres ves la senda trillada por miles de almas que por allí pasaron. Es como en los romeros que van a Santiago El Monte del Gozo, el lugar desde el cual la meta se acaricia. Y es ese tramo final el que desarrolla potencias el que permite poderes...

Se que algo tendré que dar a Pablo alguna cosa que le gratifique, ha oído mucho sobre nosotros, y no puedo despedirlo de vacío.


Le he llevado un libro, es una Biblia esta encuadernada en tapas moradas violeta, es el juego ambiguo del morada, morada es casa, pero se puede pasarlas moradas y ponerse morado.
Le enseño La Biblia, no parece entusiasmarle la idea, le explico lo de sus guardas y su complejo significado, una luz brilla en el fondo de sus ojos.
¿Es algo relacionado con la cábala? Pregunta
Le digo que es algo así, veo que preguntará si no hay que saber hebreo para conocer la cábala. Le contesto que no, que el cualquier libro antiguo hay dos saberes el que enseña el literal y todo aquello de lo que no habla, y a eso que no se escribe se puede llegar en cualquier lengua. La confirmo que al menos para mí lo que se venda por cábala es una jerigonza propia de timadores.
Sonríe, eso ya le parece bien acceder al saber con poco esfuerzo.
Los dos contentos, el porque cree evitarse una formación que como hombre de acción desprecia. Yo porque se que lo haré pensar reflexionar sobre algún tema y eso siempre es bueno.

Le abro el libro justo después de que Adán y Eva son expulsados del paraíso.
Yo leo Génesis 3:24 y 4.
Le pido que conforme a los que sabe de las culturas primitivas humanas, intente imaginar un Adán ingenioso que aprende a cazar hacer vestidos, un Adán alfarero carpintero y leñador, un agricultor como Caín un pastor como Abel. Hasta llegar a un Noé que conoce la brea y el calafate. Un patriarca naviero.

Se sorprende pero le gusta, veo ahora sus ojos saltar por los versículos. Bien este es tu primer ejercicio. Piensa que cuando eso se escribió el escritor sagrado conocía esas cosas, cuando todo empezó como una historia contada en un fuego de campamento los oyentes sabían que era ello.
Ahora lo traigo al presente, no se ha dado cuenta pero le he producido una pequeña inducción hipnótica. En el presente también el que escribe habla de lo que conoce y para quien conoce.
¿Comprendes lo que significa aprender a aproximarte al pensamiento de otro solo leyendo? Saber que sabe, intuir que oculta...
Creo que le parece de perlas lo cito para dentro de un mes. Nos veremos en una montaña próxima a la ciudad. Acepta.
Para ese día le haré un regalo, algo nuevo para el, le regalaré un ángulo de visión nuevo. Y una fuente de inspiración para sus discursos.
Evitaremos que pueda entrar en el colegio centauro, que pueda aprovecharse de nuestra imagen, pero que aprenda a ver cosas de manera distinta eso es imposible.
Veremos que tal se comporta Pablo en su noviciado, si se puede llamar así.
Que diferente del de Laura, aquí no le voy a explicar el origen de sus miedos. No es que no sean tan virtuales y subjetivos como los que sufrimos todos. Pero si aun político al que la ignorancia o la ambición le hacen hace disparates le enseño a no temer...
A algo deben temer esta camarilla ya que ni respeto al hombre ni ética les sirven para fijar unos límites. Creo que el drama de los políticos actuales y sobre todo de los españoles es ese. Hartos de pisotear los derechos de otros terminan por pisotearse a sí mismos.

sábado, 25 de octubre de 2014

El leproso.

Lo siento os había dejado a medias, es que el centauro siempre ha de ejercitarse en el arte de confundir. Yo os puedo jurar por lo más fantástico, que en vuestra mente quepa, que el psiquiátrico es el nombre en clave que damos a nuestro club. Llamarlo; templo, logia, ateneo, academo o sindicato que mas da, solo apreciareis una parte de su realidad.

Como ya habrán comprendido los lectores mas perspicaces, mi vista tenía como motivo adicional la asignación de nuevo discípulo. Esta vez y pese a mis negativas me ha tocado un leproso.

En nuestro código, un leproso es alguien al que hay que asilar. Un individuo que se considera peligroso para nuestra hermandad.
Se comprende, que todos los servicios de seguridad de los partidos políticos, las naciones y las finanzas, han intentado alguna vez, saber que hay de cierto en la historia centaura. Por creer que el conocimiento, que se supone poseemos, podría utilizarse para sus fines.

Pues bien, me han adjudicado un individuo, que proviene de las hordas de un conocido partido político. He recibido la orden escueta de mantenerlo lejos de todo conocimiento serio, y lo que es peor solo dos alternativas.
O manipulo su mente para que creyendo que sabe cometa un error que le cueste su futuro.
O por el contrario le convenzo de que lo que pude aprender de nosotros no le sirve de nada en su viaje hacia la poltrona.
He argumentado, que de momento no hay ningún político en la nación cuya estupidez le haya costado el puesto.

Mi interlocutor ha puesto el ejemplo de Gallardón, y yo he respondido que lo de Ruiz era solo un problema de colonia.
-¿?
-Si, he aclarado. El señor este, huele a incienso, cuando el aroma del partido debe oler a pueblo. Ya se sabe una mezcla de olor a sudor y esfuerzo.
Algo choni, algo como ir vestido con chándal y zapatos de tacón de aguja.

Claro nadie imagina a un ministro con chándal y unos zapatos de Salvatore Ferragamo claro que ellas... con peineta, mantilla española, y zapato de Versace o Stuart Weitzman, tampoco les queda muy bien el chándal.

Bueno nos reímos mucho imaginando a esos pollos con tales atavíos. Es un viejo juego nuestro, que llamamos el travestido. Se trata de imaginar al gobierno como si fuesen muñecas de aquellas que tenían un gran ropero.
Es bueno poder poner y quitar una mitra o un capelo. Suponer a un banquero travestido de Teresa de Calcuta. A un trepa sindical como ciclista, o a un consejero de sanidad como remero de Caronte. ¡Ah los estereotipos cuanto juego dan sin pronunciar palabra!
Pero con todas las bromas del mundo por medio, el Consejo Centauro fue inapelable. Me toca a mi lidiar con el leproso.
Evidentemente planteé que era una operación en la cual yo debería mantener el anonimato mas estricto. El leproso no debería conocer ni mi domicilio, ni otro conocimiento, de mi persona. Estuve por citarlo en Bilbao o en Marbella, cualquier sitio alejado de mis sitios habituales. Pero como el consejo no paga dietas -ya se sabe la crisis- tendré que recurrir a mi capacidad de confundir.
Es más fácil mentir en lo cotidiano, mimetizarse en el día a día, mucho mejor que montar un decorado de teatro.

Quedé con Pablo, así se llama mi alumno en un parque público. Supuse que si se trataba de un “bicho” peligroso tendría la idea de apostar vigías para saber por donde llegaba yo. También debía pensar en la posibilidad de que me siguieran. ¿Que hacer? Estoy seguro que los puedo burlar pero si los chasqueo se darán cuenta de que se que me siguen y por tanto comenzará una batalla en la que no quiero entrar.
Lo mejor es intentar que crean que te siguen. A un individuo que cree que lo sabe todo sobre ti, es sencillo de confundir. Que quiere saber cinco, tu le cuentas quince. El desea comprobar alguna de las afirmaciones que tu haces, procura dejar huellas que se lo confirmen.
Siempre que esos rastros, enfoquen la imagen errónea que produces, nada mas simple.

Había quedado con Pablo en un banco del paseo bajo una pérgola que en primavera hace de soporte a unos rosales trepadores. Allí frente al kiosko de la música suelo pasar algunos ratos leyendo. Lo he hecho tan a menudo que muchos habituales me conocen. El hombre del puesto de periódicos, el dueño del chiringuito de la esquina, los niños que juegan al balón. Todos ven normal mi presencia aunque no tengo mucho trato con ninguno. Los mas me tienen como un maestro jubilado que pasa allí unas horas en el entretiempo. Llegar saludar y que me saluden los habituales; el de los periódicos, la señora que pasea su perro, es un ejercicio que no puede pasar desapercibido a cualquiera que me vigile. Una imagen inocua y totalmente vulgar.

Pero creo que por allí llega.

Es un tipo robusto, chaparro, con gestos que quiere dulcificar. Usa bigote blanquecino que amarillea un punto, como si tuviese costumbre de fumar.
Mira mi libro de tapas violeta, que es la señal convenida para queme identifique.
¡Hola soy Pablo! Dice, tendiendo su mano con ese gesto de familiaridad del que la ha dado muchas veces en su vida.
Estrecha mi diestra; aprecio un miembro compacto y un brazo enérgico. No es un mantecón, da una idea de trabajador del metal, de alguien que se gano la vida con su esfuerzo aunque de eso tal vez hace ya mucho tiempo.
Me lo dicen sus manos, es evidente pasan por una manicura, lástima ese querer borrar su pasado de currante.
Creo que sería un buen Sancho Panza industrial y ha mutado a un Sancho posmoderno.

En pocas palabras me explica su caso, que en lineas generales coincide con mi idea. Joven de familia del norte, con pocos medios llegó a hacer estudios de F.P.

Trabajo y las primeras huelgas de la transición española. Empezó a destacar en el sindicato e hizo carrera. Liberado sindical, diputado autonómico, algún pase por la administración autonómica (funcionario del partido). Ascenso dentro del partido. Una legislatura en Madrid y con la debacle de la izquierda el paro. No era de los que pillaron poltrona en una Caja ni nada parecido.
Tiene inteligencia natural, razona y habla con soltura.

Esta desengañado de sus amigos y compañeros, sueña con ser más, con ser un imprescindible. Ha conocido la masonería y dice que es para ricos ociosos por eso quiere ingresar en Los Centauros.

Así en principio su historia parece creíble, perseguir el desarrollo personal para volcarlo en ayudar a los suyos. Solo este último -los suyos- me pone en guardia.

Ni los cristianos, ni los masones, ni ninguna otra sociedad de filantropías secretas y oropeles sociales usarían un los suyos con tono excluyente....

Bueno alguna si... aquellas que dicen tener el monopolio del cielo. Me atendré a la etiqueta que le han puesto “Leproso” el que lo evaluó así seguro que conoce mas de sus recovecos mentales.
Toda su amenaza reside en su ética, que antepone a que. Razón de estado razón personal ¿ambición? Lo iré desvelando.
Por el momento mi Sancho da la imagen de ser una caja de puros que quedó vacía
¿Se me entiende?