He
salido a visitar a los amigos. Los sábados, un grupo de senior del
barrio, acuden a jugar a la petanca o al boliche como dice Juan el
castellano, al que no le gusta usar galicismos ni otras palabras de
esa laya a las que suele llamar barbarismos.
Juegan
muchos fines de semana, y a mi me gusta mas verlos que jugar. Un
juego entre mayores tiene la enjundia de las historias vividas.
Con
Juan, ex-bancario suele competir Olegario “Olegari” que fue PAS
en la universidad y con Luis factótum en una empresa de confección.
Los tres tienen un gran sentido del humor y los tres de alguna manera se sienten socialmente activos.
Luis
es un soltero que no presenta ninguno de los rasgos habituales de
solterón, viste con extrema corrección, sus pantalones y sus
camisas parecen recién salidos de la plancha, yo diría que es el
que mejor y más conjuntadamente viste de los cuatro.
Claro
que el trabajo en el textil marca. Ahora da clases en un Casal ha
reunido un grupo de vecinas y les está enseñando corte y costura.
Les ha explicado como e hace un pantalón desde el tomar medidas
hasta el patronaje y la costura. Olegari que es un zumbón siempre se
mete con Luis. Y procura sacarlo de quicio para que marre sus tiros.
Parece
ser que un día, yo no estaba, hubo un pique por no se que quítame
allá esas bolas
La
cuestión es que Olegario, que alguna vez se pasa en sus chanzas le
dijo a Luis solterón con ánimo de molestar. Luis con toda dignidad
le contestó: Pues tendrás que saber; que aún con toda mi soltería,
soy de los cuatro el que mas se de culos de señora.
Olegario
al que siempre se le van los ojos detrás de las ancas de cualquier
mujer, se quedó estupefacto. Lo que aprovechó Luis para rematar,
los conozco de todos los tipos y tamaños. Redondos, cilíndricos
respingones y hasta flácidos ya querrías tu...
Y
si ya hubiese querido Olegario, que marró todos los tiros aquella
mañana, y es que el golpe de Luis había sido muy certero. Luego me
confesó que había observado como se le iban los ojos detrás de las
posaderas de unas damas que también jugaban a la petanca en la pista
contigua. Por otra parte me dijo, pensé que era de algo de lo que
podía presumir. A fin de cuentas el Ole (por Olegario) y Juan
siempre están presumiendo de cosas. El uno de los millones que movía
en su entidad bancaria. El otro que a fin de cuentas solo había
sido bedel adscrito a la biblioteca de su facultad, presumía con
cierta fatuidad de los doctores a los que había ayudado en sus
tesis. Algo que en cierto modo era cierto, pues en tiempos, en que la
informática no existía, Olegario era un as en aquello de localizar
publicaciones especializadas.
Por
lo tanto me dijo Luis, sabiendo de que pie cojeaba el Ole, se me
ocurrió lo de las nalgas.
¿Pero
tu? Pregunté con cierta desazón. Yo; Contestó él, fui entre otras
cosas patronista escalador, a ver a quien encuentras con mayor
experiencia y conocimiento de las curvas de una señora, también
dijo riendo de como cargan los hombres...
Me
costó unos segundos recordar que en el arte sartorial, cargar, es la
forma de referirse a la disposición natural “del paquete” en el
hombre, y su tendencia a desviarse a un lado.
Pero
la cosa, no terminó allí, supongo que el Ole rencoroso y vengativo
estuvo estudiando todo su saber hasta que cayó en a que se refería
Luis.
Y
hoy día pensado para su venganza, cuando este iba a lanzar le ha
soltado:
Venga afina que tu sabes de nalgas y no te has comido una en la vida. Eres eres como un político de Iu nadie sabe tanto como ellos de gobernar pero nunca se han comido un rosco. La segunda, parte era una clara referencia al ideario político de Luis.
Venga afina que tu sabes de nalgas y no te has comido una en la vida. Eres eres como un político de Iu nadie sabe tanto como ellos de gobernar pero nunca se han comido un rosco. La segunda, parte era una clara referencia al ideario político de Luis.
Pero
no le valió, de nada se diría que Luis esperaba algo así desde
hacía tiempo.