jueves, 30 de marzo de 2017

Vallbona de Las Monjas


Vallbona de las monjas es un sitio especial.
Decía antes en Facebook que:
Érase una vez un valle de tristes tierras, pobre en cultivos, donde el hambre campaba procaz. Y solo producía anacoretas.
El príncipe de Aragón y rey Bragueta Ramón Berenguer VI, negoció con las ordenes militares la cesión de los derechos sucesorios que por el testamento de Alfonso el Batallador tenían las Ordenes Militares. Y supongo yo que esos terrenos del bajo Urgel estaban bajo el dominio de la Corona de Aragón porque Nuestro Rey Pedro I era hijo de Sancho Ramírez e Isabel de Urgel. Y aunque se divorciaron en el año 1070, Pedro muere en el territorio aragonés del Valle de Arán en 1104. Y lo hace dominando las plazas de Culla, Oropesa, Miravet, Montornés y Castellón de la Plana. Mientras Isabel volvió a casar con Guillermo Ramón I de Cerdaña del que se desconoce que tuviera algo que ver con la expansión de condado hacia el sur.
Pues bien el Príncipe de Aragón Ramón Berenguer ha pasado por ser el fundador en aquellas tristes tierras, de un cenobio femenino, al que llegó como primera Abadesa Oria Ramírez procedente del Monasterio de Santa María de la Caridad de Tulebras (Navarra).
Y es que en aquellos años Navarra o una gran parte de ella estaba dentro del los territorios de Corona Aragonesa. -A fin de cuentas la casa de Aragón tenía raíces navarras-.
Pues bien el trabajo cultural de la Orden del Cister consiguió roturar tierras, aumentar la producción y transformar aquel valle triste y tenebroso en una Vall-Bona.
Ahora ya os queda claro donde me he escondido estas últimas 24 horas de ausencia en Face. Nada mas ni nada menos que en Vallbona de las Monjas.
Por esos andurriales, y otros no tan santos he peregrinado unas horas y e el momento de dar cumplida historia.
El Monasterio tiene las dependencias normales de un cenobio, la austeridad del Cister, y la alegría un poco tontorrona que proporciona la fe del carbonero.
Es panteón Real allí descansan los restos de Violante de Hungría (1275) la que fue segunda mujer de Jaime I, había muerto en el monasterio de Salas en Huesca.

Esta reina fue favorecedora del cenobio, tiene frente a ella la tumba de su hija...
Pero no no es de muertos de lo que quiero hablar, Violante y Jaime tuvieron otra hija llamada también Violante que fue la esposa de Alfonso X El Sabio.

Se dice que Alfonso y su familia habitaron el convento se supone con motivo de alguno de sus viajes. Y es aquí donde quiero soñar con vosotros hay en la iglesia una virgen llamada La Virgen Del Coro obra al parecer de Guillem Seguer de Montblanch pero yo me tomo la licencia de pensar que esa imagen pudo inspirar a Alfonso X alguna de sus Cantigas.
¿Qué no? ¡Qué Guillem es casi un siglo posterior a Alfonso pues vale y para que estaré yo hablando de milagros.
Ahora lo que no me podréis negar es que si en las Cantigas hay referido un milagro de la Virgen de Salas, el del tahúr que queda mudo por blasfemo, y recobra el habla por mediación de la Virgen de Salas, esa noticia le llegó a Alfonso por conducto de su suegra Violante, que como ya he dicho murió en Salas (Huesca)
Tiene esta imagen un regusto donostiarra pero no creo que tangan nada que ver a fin de cuentas solo es el emplazamiento de la imagen.
Hay otra virgen de piedra, antaño policromada que debe ser mas antigua también de delicada factura


 
Impregnados de medioevo, terminamos comiendo cerca de otra ermita de advocación mariana en El Grado junto a Barbastro. Una longaniza de la tierra a la brasa y de aperitivo una ensalada llena de contrastes de la época de Jaime y Violante. Que bien podían solazarse con una ensalada de codornices en escabeche.

La tarde pasó en las ocupaciones mas vulgares, pero al día siguiente ya lejos de Barbastro pero también en una D.O. Aragonesa Cariñena, me obsequiaban sin saberlo con la receta medieval de el vinagre apropiado para aquellos escabeches de caza.
He traído vinagre de Cariñena al que he de añadirle miel caliente, y tal vez, solo tal vez, canela clavo o pimienta en la cantidad que cabe en un pensamiento.
El vinagre con miel ya reposa en su botella lo de otras especias ya veremos. Cuando ponga en adobo las codornices os lo cuento.

lunes, 20 de marzo de 2017

Dios tiene alzheimer


Vaya por delante que dios es una creación de la mente humana.
Él, ha sido durante siglos, la explicación sencilla de aquello que el hombre no entendía, el trueno, el rayo y el huracán eran dios, y dios moraba en el.
Conforme la mente del hombre avanza en el conocimiento la frontera de dios se retira, en cierto modo dios es una invención de la soberbia humana. Lo se todo, y lo se todo de dios. Ese era el sueño del teólogo escolástico. Y dios era el poder la sabiduría.
Las teocracias gobiernan por delegación de dios, en las monedas los reyes reinan gracias a y hay alguna orden religiosa esgrimió un lema tal -como a mayor gloria de dios-.

Al final dios terminó por ser una propiedad intelectual se sus creadores. Nadie podía añadir o quitar a dios sin su permiso. Y dios o sus santos, los de los teólogos quiero decir, ponían y quitaban daban riqueza y salud enfermedad y pobreza...

Pero llegó la ilustración gente culta y reflexiva que no se había educado bajo el manto de la iglesia, o que si lo había hecho y se le había ocurrido asomarse por una ventada de la mente que estaba prohibida.

Hoy.
Dios tiene una enfermedad senil, una amnesia retrógrada, recuerda muy bien como se las ingenió para crear el mundo. Aquello que escribió un día en código genético, A, G, C, T, G, C, T, A...
Es un hipertexto, pulsar un gen, cortar y pegar, re-ordenar y volver a cortar y pegar.
Luego; el texto, la vida, se reescribe sola. Es un ordenador monumental que hace copias de copias. Y cada copia difiere un poco de la anterior, aunque solo sea la fecha de creación y la posición GPS.
Dios recuerda, que diseño formulas aleatorias con n grados de libertad. Pero ahora ya no sabe bien quien es. Lo veo en el jardín del Edén el geriátrico que hay junto a mi casa.

G, C, U... G... A...A...A... G, A G... G... G Tal vez le gustaba mas cuando hablaba con el hombre de tu a tu, cuando luchaba con su ex-milite Lucifer por el alma de un hombre. Pero eso se acabó, hay tantos hombres tantos millones de combinaciones que... hay en el cielo justos que obraron como pecadores y pecadores con acciones de justo. ¿Pero el cielo? ¿El infierno? Eso solo es obra de los teólogos él nunca pensó en un premio o castigo final. El premio el incentivo está en la acción, y se percibe o no, según es ella.
Sigue dios sentado bajo el tilo de hoja caduca, T, G, C, la enfermera cree que es un ictus perdió el habla y solo balbucea. Hoy me ha mirado y se que me recuerda, pero quizá no sabe de que o cuando, tal vez le soy Adán Jacób Aarón o algún profeta.

Él recita mi código de memoria, Adenina Guanina Timina... pero ya no sabe que soy o de que valgo, y hay veces que duda si soy camaleón o monosabio. Pasea el Edén que hoy es umbría, del brazo de un -pobre voluntario- frailuco de los de misa y olla que pone todo su ser en su servicio. Loado sea dios que dan las horas:
Loado seas, mi Señor, con todas tus criaturas, especialmente el señor hermano sol, el cual es día, y por el cual nos alumbras.
Loado seas, mi Señor, por aquellos que perdonan por tu amor y enfermedad soportan.
Y al oírlo, se le ha venido a dios en el recuerdo, y lo ha llamado. Francisco Francisco tu eres el de Asís, tu canto hermano sol que hermoso panteísmo puse en tu seso. Por un momento un cruce de miradas, un claro entendimiento. Tu amnesia señor es calculada, ha dicho el fraile y dios con dulzura sobre sus labios ha puesto el dedo. Shhh silencio, dios tiene alzheimer, y no recuerda del hombre sus yerros.
A, G, C, T, G, A, G, T, G, A, G...

lunes, 6 de marzo de 2017

El Sabio Meditador.



Cuentan; que hubo un sabio, que se creó para si un eremitorio, para dedicarse en el a la meditación profunda.

Había días, que se sentía como aquel moscardón que describe Pessoa.

En mi camino hacia la luz me golpeaba una y otra vez, y otra con un cristal transparente. Con una realidad que permanecía oculta a mi razón a mis sentidos.

Otras veces en cambio, su vagar le recordaba más el robot de aquél cuento de Asimov. Ya no recordaba bien la historia, pero puesto ante un dilema que afectaba su existencia, el androide no hacia otra cosa que orbitar y orbitar en torno al problema. La curva, más o menos cerrada y plana, era la resultante de una pulsión que le exigía la retirada -probablemente basada en un instinto atávico- y la de conservación. La atracción impregnada de tanatofilia, que le impulsaba a pertenecer a ella, a ser pasto de la anulación, y el deseo de huir.

Cuando en la tranquilidad de su alcoba pensaba en estas representaciones, se identificaba mejor con el moscardón y el cristal. Llegaba a pensar que era una realidad mágica, maléfica, aquella que solidificaba el aire en su camino.
Él chocaba una y otra vez contra un vidrio que deberían haber construido a prueba de bala.
Vidrio que alguien el destino, o el hado interponía siempre en su camino.

Se sentía lanzado en un picado suicida hacia su meta, y de pronto sin saber como se escuchaba dentro de su cabeza el sordo golpe contra aquel baluarte; que las convenciones, su clase social, o simplemente en azar, ponían una y otra vez en su destino.

La otra opción le traía evocaciones de fatiga, no era él era su órbita, un día pensaba, dejaré de rechazar mi subconsciente. Perderé el repelús que la gnosis me produce y mi mente caerá libremente en el seno del saber.
Pero enseguida la asaltaba la duda, ¿y si un día? El saber, ese dios achacoso y anciano, el cual se suponía habitaba en el centro desaparecía.
¡Ah! Entonces, entonces sería proyectado con toda la fuerza hacia las remotas y oscuras zonas de la ignorancia.
¡Qué horror salir cómo piedra de una honda! Cómo el martillo de un lanzador olímpico, centrífugo sin destino conocido, destinado a estamparse en la nada oscura del más allá.
Así pasó sus últimos años. Muerto en el dilema lo encontró el diablo. El maligno orilló su cadáver, abrió la puerta para ventilar la sala, se dirigió al lo que el meditador consideraba ventana, lo descolgó de la pared, y le dio la vuelta. La ventana en las que tantas veces se había estrellado el meditador era solo un espejo.
La luz, la iluminación perseguida con denuedo hasta la muerte, era solo el reflejo en un espejo. Entre la luz y él; entre la sabiduría y  él, nunca se interpuso nada.