domingo, 5 de julio de 2015

Aveiro II


Vista del Canal desde el restaurante.

En Aveiro la vida la da el mar, proporciona pesca y sal y curiosamente también abono. Hasta las costas atlánticas suelen llegar contingentes de algas, sargazos, moliço como lo llaman ellos.

Ahora me entero que sargazo parece que tiene su etimología en sea-gras literalmente mar-hierba. Pues bien desde tiempos antiguos los agricultores de la zona han usado estas plantas como abono. Para su recolección se usaban barcos de borda baja, como las góndolas, que facilitan la recogida y descarga de este material, como decía más arriba lo llaman moliço, y al que lo trabaja y a sus barcos moliçeiro.

Durante los dos últimos siglos ha sido una industria floreciente. Hoy estas góndolas gigantes y pintadas de abigarrados colores han quedado como barco de recreo para pasear los turistas por los canales de Aveiro.

Se propulsan con motores fuera-borda, pero la forma tradicional era la pértiga la vela y la sirga.

La parte que he visitado, es una ciudad baja, con edificios de dos a tres plantas en la mayoría de los casos, urbanización típicamente portuaria, con calles paralelas al canal, aunque aquí al contrario que en Venecia la acera el muelle y el camino para peatones y vehículos es la regla y no la excepción como en Italia.

Se estima que las lagunas formadas por la desembocadura de “o rio Vouga” que nace a pocos kilómetros de distancia en el distrito de Viseu, abarcan una extensión de cuarenta y cinco kilómetros en dirección norte sur con una penetración oeste este de once; unos 495 Km2 en total.

Con esa ubicación se comprende que la gastronomía se fundamente en el pescado. También es obvio que es lo que mas solicitan los visitantes de tierra adentro. Las guías hablan de un sinfín de restaurantes desde uno que ofrece buñuelos de pulpo Casa Matos al Salpoente, que ocupa un antiguo almacén de sal y cuya carta está fundamentada en platos de Bacalao.

Nosotros pernoctábamos, no muy lejos, entendido eso como la distancia media a que se desplaza un urbanita, es decir nuestro hotel se hallaba a menos de un Km de distancia.

Pero en ese círculo de 800 metros de radio podría haber muy bien un centenar de restaurantes algunos de los cuales como Salpoente aparecen en la guía Michelin. Más cercano está Mercado do Peixe, una interesante solución arquitectónica lo instala bajo los tejadillos del mercado del pescado.

Restaurante Mercado do Peixe
Nos ofrecieron un arroz con bacalao y gambas de excelente factura en la linea del arroz meloso de nuestro mediterráneo aunque aquí el meloso la untuosidad la produce el bacalao.

No voy a abusar de las descripciones gastronómicas al final esto sería un blog de cocinillas y aunque es cierto que tengo textos con esa etiqueta tampoco se ha de abusar.


Me llamó la atención La Catedral de Aveiro muy próxima al museo de Santa Joana del que ya hablé en mi comentario anterior.

Órgano nuevo de La Catedral de Aveiro.
Tal vez la imagen que mejor se recuerde sea el órgano nuevo ¿Quien dijo qué los órganos no evolucionan?

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