jueves, 3 de julio de 2014

Roma III.



A partir del medio día, después de visitar la colina palatina y otro millón de piedras más, buscamos un sitio para comer. Dejando a un lado que la cocina romana tiene componentes baratos, la restauración en Roma no es cara. Se puede tomar una ensalada Cesar (de pollo) de o caprese (mozarella y tomate)  un segundo por precios que oscilan entre 9 y 18 euros. Precio razonable para una ciudad grande y turística.

Salimos de la primera línea de establecimientos abiertos para turistas, recalamos en La Nuova Piazzetta, sala interior y aire acondicionado. Se agradece el descanso, la comida y el servicio muy correcto. Después de comer un café, otro y casi el tercero. Al café será de arabia recriado en Colombia o vaya usted a saber pero el "expresso" es italiano. Nadie cómo ellos para sacar ese extracto de café. El precio un euro como debe ser. O al menos eso creía yo.


La tarde transcurre agotadoramente tórrida, al pagar en la Tavola Calda (cafetería) el camarero se despide con un "buon caldo" que se desarrolló al pie de la letra. Por cierto que lo de tavola calda literalmente mesa caliente, es cómo los italianos designan a los establecimientos de comidas de la Roma Imperial eran mostradores de ladrillo con huecos donde se mantenían calientes los guisos que se despachaban a los clientes. Podían consumirse dentro del local o bien comprar para llevar.
Visto así la comercialización de alimentos no ha cambiado mucho.



Tarde asfixiante Domus Aurea, Arco de Constantino, Circo Massimo, Termas de Caracalla. Lo que daría yo ahora por un baño...

Por cierto que manía tenían los romanos de poner el baño lejos de casa, me imagino a los pobres ciudadanos perdiendo la limpieza y el fresco al regresar del frigidarium comiendo calor y polvo. Vamos cómo esos turistas a los que les alquilan un primera línea de mar por 200 euros y luego el primera línea son dos kilómetros y pico.

Bueno las termas eran para el pueblo los ricos tenían en sus casas esa comodidad. La mayoría de la termas eran obra de los emperadores y había veces que los patricios y los emperadores concedían baños gratis a la población. Eso me hace pensar en los gladiadores triunfadores, seguro lo hacían "en el olor de multitud" que debía emanar del Coliseo, animales muertos, reos ejecutados, sangre y sudor, carne quemada y 50.000 espectadores sudando desde las bragaduras hasta las encías. En fin inolvidable.

Al final tenemos que retirarnos el calor y la fatiga nos pueden, mañana toca El Vaticano y hay que estar fresco y dispuesto.

¿cómo diablos habrá llegado allí?

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