martes, 5 de noviembre de 2013

El tres de Carlos.

Bien todo en esta vida se suele repetir y la segunda vez no fue tan fácil eludir a Carlos. Pero aun me dejo cosas en la pluma o en el tintero.
Carlos es uno de esos individuos, que no es mas tonto porque no se entrena. Vive aun instalado en su barroco mental de la autoridad, puro siglo XVII, en su ética de las cosas son como deben ser.
El en fondo es irreflexivo, pero me costó tiempo lavarle la lana. En el momento en que me negué a mediar en los oscuros intereses que pudiera tener en su empresa. Inició un sibilino acercamiento. Fueron varios encuentros casuales, en ellos intentaba darse aires hacer muy importante su papel e intentar por todos los medios saber como se desarrollaba el análisis de su empresa.
Primero fueron insinuaciones y como yo hice ver que no me daba por enterado pasó a la pregunta directa.
Oye tu: Ese tío que ha mandao tu gabinete de consultores a mi empresa, se esta pasando de la raya.
Hombre Carlos estás tocando un tema que desconozco totalmente, que es más tengo totalmente prohibido inquirir o preguntar. Es una conducta ética que forma parte del código de mi empresa.
No se quien os atiende. Se que pedisteis una intervención y yo por la amistad que tengo contigo y tu familia, debí negarme, es lo más justo, lo más equilibrado. Por ignorar, ignoro que equipo lleva el trabajo.

Mentí deliberadamente. Son gajes de oficio, alguna vez me había encontrado en la situación de tener que negar a un cliente o a un conocido una información vital (para él se entiende) por ejemplo jurar por teléfono, que la salud financiera de alguien no revestía gravedad cuando sabía que nuestro departamento legal estaba presentando el concurso de acreedores.

Es muy duro, pero es así la ética del secreto impide desvelar nada en absoluto de los estados contables de un cliente es secreto profesional y se supone que es una cláusula que puedo y debo esgrimir ante el juez.

Yo ya sabía que le estaban haciendo la cama, que su hermana y su cuñado hartos de su forma clerical y cardenalicia de ejercer el mando, habían pactado con un socio en ciernes. Un grupo financiero, que tenía prenda sobre un paquete de acciones del negocio, el barrer a Carlos del consejo, por una única razón; su oposición sistemática al desarrollo sensato y sostenible.

Puse mi mejor cara de poker y añadí ¿ Qué pensarían de nosotros? Si se supiese que vamos comentando por los mentideros empresariales tal cosa o tal otra.

Imagina que podría suceder si por un casual te dijese que una cadena de grandes almacenes prepara un ERE, o si te contase los movimientos de tiburoneo que se deben estar produciendo entorno a una conocida firma de alimentación que no pasa por su mejor momento. Comprendes...
No comprendió por supuesto, no entendió, que los ejemplos buscados por mí eran una forma de indicar con el dedo de forma muy discreta su situación. Es cierto, que al tonto le señalas la luna y se queda mirando el dedo.

-¿ Es cierto que tu puedes saber cosas así? Preguntó.
  • Cierto y para que no pueda aprovecharme de ellas tengo a disposición de mi empresa los movimientos de mi cartera de valores. No puedo comprar vender o especular con activos financieros que tengan relación con nuestros clientes.
  • Pues vaya yo ya me hubiera hecho rico comprando a nombre de mis hijos o de mi mujer participaciones en empresas viables que pasan un mal momento.

Creí por un momento que había captado su situación “pero que si quieres arroz” su idea del lucro fácil, le impedía ver que era el chivo propiciatorio, que tarde o temprano recibiría una invitación a vender su parte del capital, y que sería en eso que eufemísticamente se llama -una una oferta que no podrá usted rechazar-.

Por lo que supe, quince días después de nuestra intervención, que recomendaba un nuevo dimensionado de la empresa (o una reducción de la actividad hasta la capacidad financiera real o un aumento del capital dando entrada a nuevos socios) le ofrecieron vender y vendió.

Pues bien Carlos o no recuerda o no quiere recordar esto que sucedió hace cinco años, Carlos ignora todo esto, será una amnesia voluntaria, será un trauma asociado a un época que desea olvidar.

El otro día me paró, salía de la sede del partido. Me habló maravillas de lo que harían en un futuro, Era otra vez el camarlengo el Richelieu. Como puede ser posible que no recuerde, como se puede ser tan torpe. En fin es miembro de la ejecutiva provincial seguro que en el próximo trimestre figura en el equipo del secretario general. Ya sabes si necesitas algo...
Y me lo dice a mi, manda uebos, a mi, que he odiado siempre los apaños bajo mano y el sacar tajada de ellos.

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