domingo, 21 de abril de 2013

Esta semana tengo, la penosa obligación de regalar un libro. Libros


Son costumbres tontas, en realidad no tan antiguas, creo que en el año 27 del pasado siglo fue una iniciativa del gremio de libreros de Barcelona.
Era el incipiente marketing consumista, un libro ponga un libro en su vida, no importa de que pero que sea un libro.
Mira que septiembre tiene días fastos y nefastos para celebrar, pues eso además el día del libro.
Luego más tarde se buscó otra fecha, el veintitrés de abril, que si Cervantes que si Shakespeare, conmemorando el entierro de uno y la teórica muerte del otro. Si te acercas a la tumba de uno resulta que era un mercader de lanas, que poco o nada ayuda a atribuirle las obras que le adjudican. ¿Cuándo? estuvo en Venecia Don Guillermo o en Verona para saber tanto de esto. No cuadra, cierto no cuadra. Por otra parte comparado con Cervantes o aun con Lope, su producción es exigua, unos treinta dramas.
Por otra parte el día ese es de ayer, aunque parezca mentira la UNESCO no lo declaró día mundial del libro hasta 1995.
Fue elegido como Día del Libro y del Derecho de Autor, la fastidiamos tío Blas, el autor tiene derechos  una vez al año. Hay que recordar cuando se editaba por privilegio real a los mercaderes ya les importaba un pito tal privilegio. Lope sufrió ediciones no autorizadas de su obra tanto que se vio obligado a editarlas por su cuenta, porque no solo los libreros e impresores consideraban su obra como bien mostrenco. También según parece metían en sus libros obras que nada tenían que ver con la pluma del Fénix de los Ingenios.
Doble fraude y tan campantes. Tampoco era debía ser raro, a Don Miguel le colaron El Quijote de Avellaneda. Probablemente lo hizo un maño y canónigo por más señas. Era seguro un escritor pues trata la secuela dignamente.
En fin libros algo que solo es un soporte de la creación, y sometido a kermés, que no kermes fiestorro borracho del talento.
Esta semana regalaré libros, puede tal vez casi seguro. Pero serán libros de amigos de conocidos será un gesto solidario con ellos. Pero a lo que no estoy dispuesto es a publicitar mi regalo para halagar a la UNESCO al mercader de turno eso no.
En fin amigos ya sabéis compraré y regalaré libros vuestros, pero ni lo haré público ni lo comentaré. Los libros buenos como los buenos vinos se alaban solos. Otra cosa distinta es que alguna vez, raras y pocas hable de escritor@s. Porque el diálogo surgido entre el auto y el lector, merece la clasificación de vicio solitario... Un onanismo de palabras y hechos.

     

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