lunes, 25 de julio de 2011

Ana Ozores La Regenta y yo. 9º

Aun había un temblor en las aguas del estanque, como si el ritmo de las imágenes vistas en el, hubiesen contagiado su movimiento a las aguas. Unas plumas de alguno de los patos que lo habitan bailaba aun con un eco de taconeo flamenco. Pero todo seguía en silencio, ni una de las aves que anidan en sus orillas hizo el menor movimiento.


Darío:. Puedo preguntar ¿Porqué eliges a esa mujer del pueblo?


Ana:. Si es muy sencillo Carmen tiene algo por lo que luchar, ella su vida, sus amantes. Vive libre, y muere a manos de uno de ellos. Es mejor y mas digno fin que el de La Regenta ¿No te parece?


Darío:. Visto así, es cierto Carmen es un animal vivo lucha juega pierde y muere. Mejor morir que el ostracismo y un beso de sacristán.


 Ana:. Mejor seguro que sí. Ella elige, yo no. Ella se defiende, yo no. Ella muere haciendo su voluntad. Yo solo soy la voluntad de otros.


 Darío:. Pelín machista este Clarín.


Ana:. ¡Ah te das cuenta! Mira que son las mujeres, en su obra títeres, rameras, avarientas. Si estuviera Woody ahora diría que lo traiciona el subconsciente.


Darío:. Jajaja, por lo que se en un principio a la mujer que escribía la llamaba Literata con un algo de desprecio. Si lo hizo con Emilia Pardo Bazán y aunque después tuvo una buena relación con ella, no dejó de criticar su obra con virulencia.


 Ana:. Bueno el erá así, también colaboró con Echegaray que le prologó un trabajo, pero eso no fue suficiente para aplicase el escalpelo al teatro de Don José hasta hacer sangre.


 Darío:. ¿Y tu Ana?


Ana:. Yo estoy con Doña Emilia. Femenina sin feminismo ridículo. Sin ser una mujer acotada a sus labores. Sin vestir como hombre para epatar, sin ese sentimiento que me sigue pareciendo hoy tan ridículo. Pero estando, opinando, escribiendo y trabajando, en los mismos sitios que el hombre.


Algo que ayudó mas a las sufragistas inglesas; que durante el primer conflicto europeo ocuparon talleres y fabricas, condujeron camiones como uno mas. Sin los perifollos y las bandas de colores de las sufragistas. Como las Women's Lib. Como aquellas francesas que dejaron en la tumba del soldado desconocido una corona a la mujer del soldado desconocido más desconocida aun.


 Darío:. Ya; a las viudas de vivos, que cantó Rosalía.


Ana:. Si, es eso tan difícil de comprender para algunos hombres. Para mi hubiera sido mejor morir a las manos de mi marido o de mi amante, por ser yo. Ser como individuo mejor que vivir la vida gris, que Clarín me otorga.


Darío:. Su imagen ha cambiado unos momentos, la cara dulce se empaña, la mirada se oscurece. El labio carnal sensual, es un rictus en una sonrisa amarga. Tiembla... ¿Te encuentras mal?


Ana:. No, no es nada, es el alba.


Darío:. Si ya clarea, y la noche asesta en la alborada un ultimo zarpazo frio. Allá por las cumbres mas arriba de Santa María del monte Naranco los picos comienzan a anunciar el día. ¿Seguro estas bien?


Ana: Seguro, no es un ataque. Nunca fui una histérica, como mucho una ciclotimia leve. Algo que unos y otros les convino exagerar.


Darío:. Como bien dices, no había en tu tiempo una definición precisa de las manifestaciones de la patología mental. La histeria y poco mas. La demencia precoz (esquizofrenia) fue definida mucho mas tarde. Tu autor no podía describir lo que la ciencia no había hecho aun.


Ana:. No, así es, la depresión también es mas tardía. Solo el histérico y ese vaya cuento, solo es un canto al voyeurismo masculino, a una imaginación que raya en la parafilia. Si supieras en cuantas mentes enfermizas he vivido. Me doy pena.


Darío:. No hablemos de eso ¿Quieres? Me gustaría saber como te hubieras escrito tu.


Ana:. Tenía un padre ilustrado, buena biblioteca, porque no pude ser una mujer como las que ya había en mi tiempo. Una Rosalía que se casa embarazada, Una Pardo Bazán que se separa, hoy tenemos las pruebas. Parece que lo hace por la falta de apoyo de su marido y la poca gana de el a reclamar su herencia. Hoy tenemos el padrón de La Coruña que no deja duda. Ella está empadronada en la calle Tabernas de Coruña, su marido no. ¿Porqué no pude ser de otra forma?


Darío:. Tu misma dijiste que La Regenta solo es una escusa, la protagonista es Vetusta, su sociedad, con usos provincianos que llegaron hasta hoy. Yo he vivido aun los paseos para ver y dejarse ver. He visto iglesias de La Compañía, donde hombres y mujeres ocupaban lados distintos de la nave. Eso sin mezclarse, he visto predicar sobre el infierno, los pecados capitales. Imponer a los fieles hipotecas post mórtem. Poner la conciencia de pecado en niños inocentes. La pederastia sacrílega. Tu solo eres una pieza del puzle. El ejemplo que no debe ser.


Ana:. Pero duele sabes duele...


Otra vez un ligero temblor la agita, es como un vago escalofrío.


 Darío:. ¿Ana te encuentras bien?


Ana:. Si estoy bien, es el alba ya te lo he dicho, es el frio del alba a la primera luz es hora de irme.


Dime Darío ¿Me amas?


Darío:. Si Ana, te amo por lo que fuiste, y desde hoy por lo que no alcanzaste.


Ana:. Ámame pero no me quieras. No intentes nunca poseer una mujer en ninguno de los sentidos de la palabra, contra su voluntad contra su deseo. Juega de su parte reconoce su valor y dale apoyo.


Darío:. Así lo he hecho y así lo haré.


Una leve brisa produce susurros en las copas de los árboles. Un pavo trompetea, los patos parpajeando, se desperezan. Mira Ana vuelve el día. ¿Ana? ¿Ana? Desapareció.


Darío.











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