sábado, 11 de junio de 2011

Una caperucita muy muy especial.


Caperucita roja a psicoanalizarse va


en el diván tumbada las cosas de su ego


comienza a narrar.


Y el lobo terapeuta con mirada golosa


Los pechitos de la niña ardoroso mira ya.


como la tentará.


Licántropo perverso urdiendo estratagemas


La caperuza menarquia debe simbolizar.


Como la excitará


O tal vez indicio de un desflore accidental


Saliva el doctor lobo procaces alusiones


deseo y tremolar.


Ahogado en sus pasiones no sabe continuar


hasta que la nenita poniéndose en pie


con pícara sonrisa


se arregla las faldillas se abre el escote


se despide diciendo Huy ya son la ocho


no me puedo demorar


Me espera mi abuelita en la barra del bar


tal como está todo hasta las caperucitas


vivimos del descorche


y en algún otro cuento ejerzo de mujer fatal.


Darío


 

1 comentario:

Mar dijo...

Ya no es el cuento lo que era. Los lobos se ponen cardiacos y las Caperucitas desaparecen en el momento más inoportuno (u oportuno, según se mire) dejando los lobos plantados con un palmo... de narices ;-)

Bss.